martes, 10 de mayo de 2011

Un error muy común.

Si se mueve, desaparece.
No tensa un músculo, si se mueve todo desaparecerá y a pesar de sus recelos iniciales hay cosas en este mundo que la conmueven: la lluvia, las flores, los ojos violetas de la nena que vio al cruzar de una vereda a la otra en Corrientes y Callao, la música.
La música.
Cierra los ojos, recuerda movimientos: soles y bemoles primero, un contrabajo marcando el ritmo, ahora un piano, entrando por la derecha un violín domina la escena. No entiende cómo algo tan inútil le resulta tan poderosamente atractivo. Piensa en Eric, casi puede escucharlo explicando porque los humanos no merecen piedad: miles de milenios y aun siguen creando.
Si se mueve, todo desaparece.
Vibra en una frecuencia tan alta que si alguien entrara en este momento a la habitación lo único que percibiría seria una sombra borrosa en el lugar en el que ella esta parada, una luz entre violeta y azulada formando un campo de energía al cual le seria imposible acercarse.
Lamenta profundamente tener que partir pero ordenes son órdenes: con intencionada lentitud va bajando el nivel de su nirvana, hasta volverse sólida, real, humana.
En ese instante los ríos se secan, los volcanes erupcionan hasta el hartazgo, la tierra se quiebra hasta lo mas profundo, eliminando todo signo de vida.
Suspendida en los cielos, observando su obra, rodeada de fuego y dolor, Calíope derrama una lágrima y se destruye.
Cruzando el Universo, Eric suspira y preparo el nuevo Big Bang. Está harto de tener que resetear la Tierra de tanto en tanto pero no hay caso, los estùpidos humanos no cesan en su obstinación por imaginar. No tiene idea de donde proviene tal tozudez pero de una u otra forma se las arreglan para hacer surgir la música, las letras, la pintura.
Pone cielos y mares en su correspondiente lugar, animales en los valles y las estrellas lejos, bien lejos. Cuando esta a punto de soplar en el barro para crear al primero de los nuevos hombres, duda.


No esta seguro de que está molestándolo pero ahí estaba, la sensación de que de sus próximos pasos dependía evitar la creación de una nueva tierra dentro de otro breve periodo de tiempo.
Alejando esos necios pensamientos, creó un hombre y una mujer. Los bendijo recordándoles que eran hijos suyos, que dentro de sus recipientes humanos había una pizca de divinidad porque procedían de el, pero no olvido remarcarles que a partir de este momento sus vidas no serian divinas sino terrenales y por lo tanto tenían vedado el acceso al Olimpo.
No supo ver que volvía a repetir el error.

1 comentario:

  1. Me encantó! leí varios post y hasta acá llegué por hoy, hasta otro día!
    besos.

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