lunes, 13 de septiembre de 2010

Shall we?

Hagamos de nuestras dos soledades una.
Dejemos de lado los tiros por elevacion, de jugar al gato y el ratón y encontremosnos de una buena vez.
Si en cada uno el vacio es tan grande, llenemoslo del otro al menos por un par de horas, por una noche.
Helado de limón y champagne, y que se caiga el mundo abajo que lo único que me va a importar es besarte y que vos me beses, que duermas al lado mio, otra vez tu piel en mi piel, tu boca en mi espalda, tus ojos recorriéndome, tu dolor lastimando el mio, tu soledad apagando la mía, al menos por un rato, al menos por un par de horas una chispa de eternidad entre nosotros.
No pido que me bajes las estrellas: ya me resigne a que tengo que alcanzarlas por mi cuenta... o esperar a que otro me las ofrezca, pero no esperarlas de vos.
Juguemos hasta el cansancio a decirnos todo lo que los demás no quieren escuchar, todo lo que nos queda atragantado en la garganta. Vestime con otra piel y otro nombre, el de esa que te asfixia no tener al lado, el de esa que te duele en el costado. Imagina que por un rato es tuya, que yo voy a imaginar que puedo decirte todo, puedo dormir segura; puedo olvidar que mi soledad, en realidad, tiene tu nombre.

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