lunes, 6 de septiembre de 2010

2.23


Las estadísticas dicen que a las 4.18 es el momento en el que mas suicidios se comenten en Gran Bretaña (creo que esa era la hora, se que hay una obra de teatro con el numero pero Google no me ayuda en este momento). Sucede que a esa hora dejan de hacer efecto los antidepresivos.
Mi hora fatal son las dos de la mañana.
Con el transcurso de los años he aprendido a resignarme, a aceptar que soy un búho y no una alondra y que es después de las 00 es cuando mi cabeza trabaja mejor, las palabras fluyen naturalmente y los pensamientos se despiertan.
Es mientras todos duermen cuando yo me desperezo.
Solía fumar y tomar jugo de naranja en el verano y te en el invierno, pero nuevamente estoy en uno de esos periodos en los que me divorcio de la nicotina e intento hacer vida sana: nadar, limitar el café y no fumar. Canalizar la angustia, la ansiedad y el desencanto por otro lado, bah.
La cosa es que son las 2.23 y yo estoy acá, adelante de la pantalla mirando fotos, charlando con amigos y demás cuando de repente me golpea.
Sigo haciendo las cosas mal.
Sigo dejando para mañana el eliminar de raíz ciertas cosas, personas y actitudes que no son buenas.
Sigo creyendo que la gente es buena...
Es difícil decir QUE es lo que me hace falta pero si me obligara a ponerle un nombre no estoy muy segura de que seria el tuyo...me parece mas sensato decir que me falto yo, todavía no me encontré.
Estos días fueron de esos donde las cosas pasan como un suspiro, me atraviesan y yo no puedo ni siquiera decir "objeción, su señoría" que ya me están diciendo "no a lugar".
Pienso demasiado.
Y sin embargo no escribo.
No escribo,y me angustia hasta el umbral del dolor físico casi, a mis manos les falta el papel y la tinta. No se porque raz{on,las palabras se resisten a plasmarse en el papel. Prefieren la comodidad de mi cabeza o el susurro contenido en clase, con mi boca apoyada en tu oído contándote cosas que nadie sabe, intentando contener la risa los dos.
No puedo soltar mis revelaciones a mas de 3 personas a la vez ultimamente.
Cada vez me vuelvo mas hacia adentro de mi misma, me repliego en la comodidad de mis silencios.
Necesito recordar que en algún momento supe gritar.


(Ilustra Liniers)

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