viernes, 23 de abril de 2010

Quiere dormirse pero no puede.
Todavia le dan vuelta en la cabezas sus manos, su piel, su boca.
Todavia piensa que el destino no es justo, que hay ciertas cosas que no deberian pasarle a ciertas personas.
Se levanta y prende el quinto cigarrillo aunque habia jurado no fumar mas de tres (por que las cosas impares son su regla y como rompio la regla del tres se obligo a llegar a cinco, no piensa seguir hasta siete y se lo marca mentalmente en cada pitada)
Siempre tres.
Tres maneras de amarlo: dolorosamente al principio, con un dejo de nostalgia a la mitad del camino y con este cansancio tan profundo ahora.
Tres palabras que nunca se canso de incorporar a su vocabulario para referirse a esta historia: hastio, soledad, compañia.
Tres, siempre tres. Y ella con el dos marcado a fuego en el alma.
Vuelve a pensar que la vida no es justa.
Que esto no es vida.
Pero que es entonces?No sabe responderse. Al menos no con una secuencia coherente.
Y enumera.
El vino blanco de año nuevo.
Los atardeceres en Colonia, mirando el rio.
La vez que se quedo el auto y llovio toda la noche, con ellos dos adentro viendo como Buenos Aires podia ser Madrid bien mirada desde aca, New York si la miras desde alla.
Vuelve a la cama, corre un poco al gato para poder estirar los pies y sigue pensando.
Mañana otra vez. Mañana de nuevo.
Y no entiende ni quiere entender.
Quiere una respuesta que la deje satisfecha.
Quiere que alguien la sacuda nuevamente.
Quiere creer que deberia existir algo de esa famosa justicia divina para ella tambien.

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