miércoles, 24 de febrero de 2010

Julio, eterno Julio.


Toco tu boca, con un dedo todo el borde de tu boca, voy dibujándola como si saliera de mi mano, como si por primera vez tu boca se entreabriera, y me basta cerrar los ojos para deshacerlo todo y recomenzar, hago nacer cada vez la boca que deseo, la boca que mi mano elige y te dibuja en la cara, una boca elegida entre todas, con soberana libertad elegida por mí para dibujarla con mi mano en tu cara, y que por un azar que no busco comprender coincide exactamente con tu boca que sonríe por debajo de la que mi mano te dibuja.Me miras, de cerca me miras, cada vez más de cerca y entonces jugamos al cíclope, nos miramos cada vez más cerca y los ojos se agrandan, se acercan entre sí, se superponen y los cíclopes se miran, respirando confundidos, las bocas se encuentran y luchan tibiamente, mordiéndose con los labios, apoyando apenas la lengua en los dientes, jugando en sus recintos, donde un aire pesado va y viene con un perfume viejo y un silencio. Entonces mis manos buscan hundirse en tu pelo, acariciar lentamente la profundidad de tu pelo mientras nos besamos como si tuviéramos la boca llena de flores o de peces, de movimientos vivos, de fragancia oscura. Y si nos mordemos el dolor es dulce, y si nos ahogamos en un breve y terrible absorber simultáneo del aliento, esa instantánea muerte es bella. Y hay una sola saliva y un solo sabor a fruta madura, y yo te siento temblar contra mí como una luna en el agua.

jueves, 18 de febrero de 2010

...

Una noche de un enero que mi familia se había ido de casa (mis vacaciones son en realidad vacaciones cuando todos se van y me dejan la casa para mi sola: hago y deshago a mi antojo en cuanto aspecto se les ocurra) invite amigas a comer. Pizzas, helado y un vino blanco que era una delicia (diciembre abastece mi cava personal dado que mi padrastro es portero, así que acumulamos vinos y champagne para el resto del año por venir) Terminamos, no se como, dibujandonos estupideces con lapiceras de colores, como cuando eramos chicas. Una de esas idioteces que hacemos de vez en cuando, sin motivo, por que si. Cuando vinieron a buscar a mis invitadas sus novios las retaron por ser chiquilinas y no se cuantas cosas mas. Aquí viene el quid de la cuestión: me considero, y se que los demás lo hacen también,una persona bastante seria, adulta y responsable desde que tengo uso de razón. Pero, lo admito, en el fondo soy una nena. Y no lo digo por decir, me reconozco infante en miles de cosas y no me da vergüenza admitirlo. Aun tengo una curiosidad enfermiza, que hace que me pare en el medio de la calle a mirar sin disimulo algo/alguien que me llame la atención, abriendo los ojos grande como para abarcarlo todo. Lloro con asombrosa facilidad. Soy ingenua hasta el paroxismo casi. Creo, siempre hago lo mismo, que la gente es buena hasta que me demuestren lo contrario (y a veces aun después de darme la cabeza contra la pared esgrimo excusas y atenuantes) Una persona que me conoce mas de lo que quisiera (y mas de lo que el se da cuenta inclusive) una vez dijo que era esa dualidad mía lo que le volaba la cabeza, pero también me advirtió que no es bueno andar por la vida con el corazón tan a flor de piel. No coincido. O mejor dicho, reconozco que tiene razón pero me niego a cambiar. En vez de madurar yo, tal vez el resto del mundo podría intentar ser un poco mas infantil. No les parece que seria una mejor opción?

jueves, 11 de febrero de 2010


Me fui a Gesell.
Es raro como en dos días se condensaron tantas cosas, conmigo misma y con los demás.
Luciana lee a Osho. No se si es consciente de que lee filosofía y por eso le agrada o sencillamente se siente a gusto y sigue leyéndolo (leemos, mal que nos pese, aquello que nos resulta llevadero, a lo incomodo, por movilizador, lo apartamos)
Admito que no soy del tipo New Age (hablo de la corriente y no del vino queridisimos beodos mios), el Secreto me paso de largo olimpicamente y a Ari Paluch lo prefiero en la radio (y hasta por ahí nomas)
Pero estando en la casa de Lu leí uno de Osho, "Meditacion"
Desde que tengo memoria siempre jugué el mismo juego con los libros: los leí sin respirar, sin dejarlos hasta que les sacaba la ultima coma, casi como ahogandome en ellos.Cuando encontraba una oración, un párrafo o una idea que me llegaba, paraba ahí.La releía varias veces, como saboreando las palabras en el paladar, dejando que se queden en mi.
Sostengo que existen autores que justifican toda su existencia en pos de una oración (aplicar a los músicos en relación a una canción, sobran ejemplos)
De Osho, me quede con algunos pasajes. Me intriga, lo admito.
Si bien nos llevamos el fiasco (las dos queríamos una "guia" o alguna directiva para practicar la meditación y el asunto viene mas del lado de la discusión acerca de lo que es, no es y lo que podemos esperar de ella ) coincidimos en que abre la cabeza, señalando,si me preguntan, que la meditación es un camino personal, en el cual lo importante es el viaje y no el punto de llegada.
A mi, que la cabeza me vuela por senderos impensados, me sugirió que a veces es mejor parar a contemplar, detenernos un instante en el medio del camino, tomar fuerzas, buscar adentro una guia mas sanguínea que racional y ahí si, empezar a caminar otra vez.