jueves, 20 de mayo de 2010

Agua.

Un dia se dio cuenta: de los días de sol ya no se acordaba nada, por que la lluvia le había tomado el alma y cuando importo no supo si oponer resistencia era una opción o no valía la pena intentar el esfuerzo.
Así que se dejo estar, abrió las venas y reemplazo la sangre por agua, que si la primera es espesa la segunda simplifica las cosas, al menos en teoría era un buen plan.
Y así empezó a andar por la vida, con el sistema circulatorio bombeando agua.
Nadie supo notar la diferencia, tampoco como en cada lágrima se le iba un poco de la esencia necesaria para subsistir.
Y así dejo, en cada cosa que amo, en cada segundo que sufrió y gozo, una parte de si mismo, literalmente.
A cada lágrima un latido menos.
Hasta que un día ya no quedo de el mas que un mínimo rocío desparramado en un anden de la ciudad al que por casualidad fue a parar.
Yo me senté en ese banco esa misma tarde.
No sabia que lo que mis manos rozaron era su alma.
No lo supe hasta que fue demasiado tarde.
Y ahora yo voy por la vida con una mezcla que me altera el organismo, mezcla de mi sangre y su agua en mis venas, mezcla de mi misma y el resto de ese hombre a quien nunca conocí y que se metió adentro sin pedirme permiso, mezcla de dos que son uno a medias y ningún entero.
Agua y sangre corren por mis venas a la par.Y no se cual es espesa y cual, finalmente, me va a ahogar.

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