jueves, 28 de enero de 2010

Para mi misma, para el mundo despues.

Hace un tiempo pregunte para quien escribia, yo y todos los que nos damos de bruces contra la pared intentando rescatar dos lineas minimamente decentes.Hoy, que tengo un dia particularmente malo, creo que di con al menos un atisbo de respuesta.Escribimos para sacarnos todo de adentro, para intentar entendernos, para (muy a pesar nuestro) demostrarle al mundo que no esta tan equivocado al clasificarnos como inclasificables.
Lei una vez que todos nacemos con una idea en la cabeza y pasamos toda la vida intentando darle forma. De ser asi, todavia me queda tiempo para formular la mia...siempre dije que el castigo del artista es el verse alienado del resto del mundo (tambien aplicable a la inteligencia) en pos de una realizacion que seguramente le consumira la vida y quizas, a pesar de todo, no le dara la satisfaccion que esperaba a cambio. Todos, absolutamente todos, queremos trascender, que no nos olviden tan facilmente. Los grandes artistas (musicos, pintores, escritores, etc) murieron solos y olvidados, suicidas o casi, tan concentrados en hacerse daño que eventualmente se les paso la mano. Sucede que el dolor del alma no se puede palpar ni remediar y el fisico,si.

martes, 26 de enero de 2010

La piel alerta.

Dice que cuando lo sintio estaba en la cocina de Adrian, acodada en esa especie de barra en ele que forma la prolongacion de la mesada.
No supo darle un nombre claro, fue tan solo una sensacion.
No entendia que era, pero estaba ahi, fuerte y clara, molesta; real.
Como si de repente cada poro de su piel acusara recibo de la proximidad del objeto (o deberiamos decir sujeto? ) en cuestion.
(Que objeto? No sabe explicarlo)
Antes de poder asimilar lo que hacia, noto como su espalda se ponia en guardia, como todo su cuerpo hacia gala de una sensibilidad fuera de lo normal (mas tarde diria que incluso percibió sus oidos agudizandose, la frecuencia cardiaca acelerando hasta un umbral infinitamente mas alto de lo sano, tornandose en un palpitar molesto en la sien, las muñecas, incluso en las puntas de los dedos)
Si, recuerda claro y contundente el sonido del cristal estallando en el marmol.
Pero no haberlo tirado.
Y si, puede recitar de memoria la ubicacion de las calles aledañas a la plaza donde la encontraron pero es incapaz de explicar como llego alli.
Nada sabe (o al menos eso dice) de la sangre en sus manos.
Insiste en su relato.
Una sensacion,algo que nunca le habia pasado antes, una reaccion sin causa, sin catalizador: como si el cuerpo antes que la mente se hubiese preparado para evitar el peligro. Se rie abiertamente: en el fondo acepta ser de las que creen que la mejor defensa es un buen ataque.